9 oct 2020

EL PACTO ETERNO DE LA MISERICORDIA DIVINA - Deterioro social

El pacto eterno de la misericordia divina

Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente… Génesis 9:16

A su debido tiempo se retiraron las aguas del diluvio, y todos los pasajeros del arca (humanos y animales) salieron de él. Seguidamente, Noé construyó un altar y ofreció holocaustos, simbolizando la dedicación de su nueva vida a Dios. Aun antes del diluvio, mirando hacia el futuro, Dios había dicho a Noé: ‘estableceré mi pacto contigo’ (6:18). Ahora Dios confirmó ese pacto (9:8–11).

Pacto es una palabra bíblica clave. Denota una solemne promesa de Dios en la que toma la iniciativa de manifestar misericordia inmerecida. ¿Cuál fue la promesa establecida por Dios después del pacto? Sus palabras contenían un aspecto positivo y otro negativo. En sentido negativo, cinco veces Dios dice en referencia a sí mismo: ‘no volveré’ (8:21; ver 9:11, 15).

A esta promesa en sentido negativo Dios ahora le agregó una bendición positiva, en la que repite el cuádruple mandato original de ser fructíferos, multiplicarse, llenar la Tierra y someterla (9:1, 7). De esa manera renovó su compromiso con la creación. Además, prometió que en tanto la tierra existiera, nunca cesaría el ciclo anual de las estaciones (el tiempo de la siembra y el de la cosecha, el calor y el frío, el verano y el invierno), lo mismo que la secuencia diaria del día y la noche. Todo lo que vive depende en alguna medida de la regularidad de estos ritmos, y así era desde mucho antes de que se supiera que se debían a la rotación de la tierra sobre su eje y alrededor del sol. La Marina de mi país tenía la necesaria confianza en esta realidad, como para dar directivas como la siguiente: ‘La flota zarpará a la salida del sol, y el sol saldrá a las 5.52 a.m.’.

Dios se ha mantenido fiel a su pacto, confirmado y sellado por él mismo mediante el arcoíris (vv. 12, 17). Contra el oscuro trasfondo de un cielo amenazante, se destaca la luz y la belleza de este fenómeno, uniendo cielo y tierra. De manera similar, el apóstol Juan vio a Dios entronizado en un arcoíris, porque él gobierna el mundo con misericordia (Apocalipsis 4:3).

Para continuar leyendo: Génesis 8:20–22; 9:1, 7–17

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis