26 feb 2021

Culto y vida; vida y culto / CUARESMA - Día 10

Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda. — Mateo 5.23–24

La desconexión entre la vida y el culto era tan común en la época de Jesús como lo es para nosotros hoy. Las ceremonias religiosas eran fastuosas, el cumplimiento de los ritos se observaba con sumo cuidado y las leyes se cumplían más allá de lo que pedía el texto escrito. La letra de la ley era más importante que su espíritu, y cumplir con las tradiciones de la institución era más importante que respetar la vida del prójimo.

Por eso Jesús, en este caso, pide que quien vaya a entregar una ofrenda y recuerde que tiene una relación quebrantada con alguna persona, deje la ofrenda en el altar y emprenda primero el camino de la reconciliación. Para el Maestro, de poco vale ofrecer un rito si éste no está respaldado por una vida en armonía con Dios y con el prójimo. Ya los viejos profetas habían enseñado lo mismo (Isaías 1.14–18). 

Ahora observemos lo que sigue: dice Jesús que después de que se haya logrado la reconciliación, la persona debe regresar al altar y, ahora sí, presentar la ofrenda; porque, así como al culto sin reconciliación le falta todo, a la reconciliación, sin la celebración en el altar, también le quedaría faltando algo. Este balance entre “culto-vida-culto” es admirable en la enseñanza de Jesús. 

Nuestras prácticas cultuales tienen, además de un innegable contenido espiritual, un profundo sentido sanador. En el culto escuchamos la voz del Señor, quien por su Palabra nos invita a santificar nuestra vida cotidiana, así como en la vida, entre sus luchas, alegrías y ansiedades, escuchamos la misma voz que nos llama al descanso restaurador del altar: reconcíliate y después “regresa y presenta tu ofrenda”.

Para seguir pensando
“En el espacio de lo sagrado el alma puede respirar, puede desarrollarse, puede florecer. Solamente lo sagrado cura. Hoy, para poder mantenernos en nuestro mundo, necesitamos el espacio de lo sagrado, que cura y protege”.
— Anselm Grün (teólogo, escritor y abad benedictino alemán)

Vale que nos preguntemos
¿De qué manera cultivo mi vida espiritual? ¿Cuáles son las disciplinas espirituales que estoy practicando con mayor asiduidad? ¿Necesito reconciliarme con alguien?

Oración
Amigo Jesús, quiero cultivar con mayor intensidad y disciplina mi vida espiritual. Ya sé que de poco vale que observe las disciplinas del altar si no soy una persona solidaria, pacificadora y amorosa. Ayúdame a seguir el ejemplo de Jesús, a ser coherente y a hacer la paz. Amén.

Segura, Harold. En el Camino con Jesús