25 mar 2021

Perfume para el Maestro / CUARESMA - día 37

María tomó un frasco de perfume muy caro —casi medio litro de nardo puro— y lo derramó sobre los pies de Jesús; después lo secó con sus cabellos. La casa entera se llenó de la fragancia de aquel perfume. 
— Juan 12.3 (La Palabra, Sociedad Bíblica de España, 2010) 

Perfumar a Jesús, ¡qué cosa más bella y, al mismo tiempo, más sorprendente! La mujer que derramó el frasco de nardo puro fue María, la hermana de Lázaro. Ella, queriendo honrar a Jesús, hizo este gesto a la vista de los discípulos. Ellos la criticaron, en especial Judas, el tesorero del grupo, diciendo que el perfume era muy costoso y que mejor hubiera sido invertir su precio en favor de los pobres. ¡Cálculo exacto y certero! El relato aclara que dijo esto porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que depositaban en ella (Juan 12.6). 

Tenemos, entonces, a una mujer generosa que con amplitud de corazón da todo lo que tiene para honrar a Jesús, y un hombre ambicioso que con estrechez de espíritu invoca el servicio a los pobres para obtener su propio provecho. 

¡La mujer está en el centro de la escena! Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo es bueno (Marcos 14.6), replica Jesús ante la avalancha de murmuraciones que lanzan los discípulos (porque no fue sólo Judas). ¿Ha hecho algo bueno? Sí, bueno, y más que eso, hermoso (el término griego que usa el evangelista Marcos es kalós, que significa propiamente lindo, bonito o hermoso). 

He aquí el camino de una nueva espiritualidad tan necesaria como la del servicio a los necesitados: la de hacer cosas lindas que demuestren abiertamente nuestro amor a Dios. Es de este amor de donde surge el amor a todo lo demás. 

Para seguir pensando 
“Amar es darlo todo, incluso darse a sí mismo”. 
— Teresa de Lixieus (1873–1897) 

Vale que nos preguntemos 
¿Qué cosas lindas o hermosas podría hacer para expresar mi amor a Dios? Si lo hago, ¿a qué críticas me expongo por parte de otras personas de la comunidad de fe? 

Oración 
Padre nuestro, gracias por tu amor. Alabo tu nombre porque eres grande, tierno y majestuoso. De ti viene la fuerza del amor, para servir al prójimo sin fingimiento y para amarte a ti, Señor, de corazón. Amén. 

Segura, Harold. En el Camino con Jesús