22 abr 2020

Las apariciones posteriores a la resurrección

La nueva comisión a Pedro

Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21:17

¿Tienen otra oportunidad los que han negado a Cristo? Este interrogante pesó con fuerza sobre la Iglesia primitiva durante la persecución sistemática que sufrió en el siglo III y a comienzos del siglo IV. ¿Qué hacer con los que cometían un desliz? A lo largo del tiempo la Iglesia ha oscilado entre una laxitud extrema (no disciplinar nunca a nadie) y una severidad extrema (negar la restauración, aun a quienes se han arrepentido).


Podemos aprender de la manera en que Jesús trató con Pedro. Él fue muy cuidadoso para elegir el contexto en que tendría lugar la restauración. Ya se había encontrado con Pedro en Jerusalén, pero eligió el entorno familiar de Galilea como sitio más apropiado. Dice el relato que siete de los apóstoles habían salido a pescar, a la espera de que Jesús se encontrara con ellos como lo había prometido. La similitud entre lo que ocurrió luego con lo que tuvo lugar tiempo antes junto al mismo lago (la pesca infructuosa, la indicación de que pescaran en otro punto del lago y la pesca extraordinaria) le habrá ayudado a Juan a reconocer que la persona en la orilla era Jesús, y a Pedro a lanzarse al agua y nadar hasta la orilla. La situación del reencuentro parece una reproducción intencional de la primera ocasión en que Jesús comisionó a Pedro. 

Después del desayuno en la playa se produjo la entrevista que Pedro estaba temiendo. Tres veces había negado a Jesús. De modo que Jesús le hizo tres veces la misma pregunta: ‘¿Me amas?’ Y tres veces le reiteró el envío, diciéndole: ‘Apacienta mis ovejas’. Se ha elaborado mucho a partir del uso de dos verbos en griego que se traducen como ‘amor’. Pero no sabemos cuáles fueron las palabras arameas que usó Jesús, y en griego estos verbos pudieron haber tenido una variedad de énfasis.

Lo importante es que Jesús no le preguntó sobre el pasado sino sobre el presente, no preguntó sobre palabras ni sobre obras sino sobre la actitud del corazón. Ante la declaración de amor hacia él, Jesús repitió la nueva misión que le daba a Pedro. Pese a lo grave que fue la negación, no fue descalificado para siempre. Jesús no solo lo restauró a la aceptación de Dios sino que lo encomendó nuevamente al servicio del Señor.

Para continuar leyendo: Juan 21:1–17

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis