30 sept 2020

LA PERTURBACIÓN DE LAS RELACIONES - La caída

La perturbación de las relaciones

A la mujer dijo [Dios]: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces … y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: … maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Génesis 3:16–17

La desobediencia de nuestros primeros padres condujo a la ruptura de las tres relaciones fundamentales: con Dios, unos con otros, y con la tierra.

En primer lugar, Adán y Eva se escondieron y comenzó la más terrible de las tragedias, la de que los seres humanos creados por Dios, a la semejanza de Dios y para Dios, ahora pretendían vivir sin él. Todo nuestro sentido de desorientación brota en última instancia de esta alienación de Dios. Como dicen las Escrituras: ‘vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro’ (Isaías 59:2).

En segundo lugar, además de culparse el uno al otro, Adán y Eva descubrieron que su relación sexual se había desviado. La promesa de ser fructíferos (Génesis 1:28) estaría acompañada ahora tanto de dolor como de placer, y en el lugar del compañerismo inicialmente dispuesto entre ambos géneros, ahora habría discordia: Adán se ‘enseñoreará’ sobre su esposa (3:16).

En tercer lugar, aunque Adán y Eva habían recibido dominio sobre la tierra, y la responsabilidad de cultivar y cuidar el huerto, ahora la tierra quedaba maldita y la tarea de cultivarla se volvería una lucha esforzada (vv. 17–19).

Muchos dicen que la historia de Adán y Eva es un mito, es decir, un relato teológicamente veraz, pero no histórico. No coincido. Sin duda la serpiente que habla y los árboles con sus nombres colocados en el huerto parecen ser míticos, porque reaparecen más adelante en las Escrituras con un sentido obviamente simbólico. Pero el apóstol Pablo afirma claramente la historicidad de Adán. Afirma que el pecado y la muerte entraron al mundo por medio de la desobediencia de un solo hombre, Adán, y así también la salvación y la vida nos han sido dadas por la obediencia de un solo hombre, Jesucristo (Romanos 5:12–21). Su argumento dejaría de ser convincente si la desobediencia de Adán no fuera tan histórica como la obediencia de Cristo.

Solo por medio de Cristo y del evangelio de la reconciliación iba a ser posible remediar esta triple alteración en las relaciones.

Para continuar leyendo: Colosenses 1:15–20

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis