28 sept 2020

NEGAR LA ‘OTREDAD’ DE DIOS - La caída

Negar la 'otredad' de Dios

La serpiente dijo a la mujer: … sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Génesis 3:5–6

La tercera táctica del diablo fue negar la ‘otredad’ de Dios. Le dijo a la mujer: ‘sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal’ (v. 5).

El diablo tentó a Eva con la posibilidad de llegar a ser igual a Dios. En esta sugerencia diabólica queda a la luz la esencia misma del pecado. Adán y Eva habían sido creados a la imagen de Dios y ya eran ‘como Dios’ en todos los aspectos en que el Creador había dispuesto que se le parecieran: en aquellas capacidades racionales, morales, sociales y espirituales que él les había dado.

El principal modo en que Adán y Eva eran diferentes de Dios y semejantes a los animales era en la dependencia que tenían de él. Dios es autosuficiente. Depende de sí mismo para todo lo que hace su ser. Todos los demás seres dependen de él como Creador y Sustentador, también los seres humanos. Fue contra esa realidad que se rebelaron Adán y Eva. ¿Por qué habrían de continuar en su humillante posición de dependencia y subordinación?, habrán pensado. ¿Por qué no hacer el intento de la autonomía y llegar a ser iguales a Dios? Creyeron que en lugar de morir, iban a ser iguales a él.

En nuestros días se oyen muchos ecos de esta actitud soberbia de independencia. Se nos dice que el ser humano ha llegado a ‘la mayoría de edad’. ‘Ya no necesitamos a Dios. Podemos aprender a vivir sin él. De hecho, el hombre mismo puede llegar a ser como su Creador’.

Pero en esto consiste precisamente la naturaleza del pecado. El pecado es la negativa a dejar que Dios sea Dios; el rechazo a reconocer su ‘otredad’ y nuestra permanente dependencia de él. El pecado es la rebelión contra la singular autoridad de Dios; es el intento de endiosar al ser humano.

Para continuar leyendo: Isaías 14:3, 11–15

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis