18 sept 2020

NEGAR LA VERACIDAD DE DIOS - La caída

Negar la veracidad de Dios

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Génesis 3:1

Recordemos que Dios había dado a Adán y a Eva tres pautas: el permiso de comer libremente de todos los árboles del huerto, la prohibición de comer de uno de esos árboles, y una penalidad por la desobediencia. De modo que sabían exactamente lo que podían hacer, lo que no podían hacer, y lo que ocurriría si desobedecían. Ahora tenemos que considerar de qué manera la serpiente, por ser más habilidosa que las demás criaturas de Dios, torció estas indicaciones para convertirlas en tentaciones. Con perspicacia, Satanás sigue empleando hoy las mismas tácticas.

El diablo cuestionó la veracidad de Dios. El Creador había dicho: ‘el día que de él comieres, ciertamente morirás’ (2:17), pero el diablo dijo: ‘No moriréis’ (3:4). Eva se vio frente a una contradicción. No podían estar diciendo ambos la verdad; uno de los dos estaba mintiendo. ¿Quién? ¡Vaya! Eva creyó en la mentira del diablo y dudó de la veracidad de Dios.

Dios había dicho la verdad. En consecuencia, por un lado, Adán y Eva murieron espiritualmente. Antes de pecar, comían libremente del árbol de la vida; pero ahora habían perdido este acceso privilegiado, y se dispuso un control riguroso sobre este (vv. 22–24). Por otro lado, sus cuerpos comenzaron a ser mortales. Dios le dijo a Adán: ‘polvo eres, y al polvo volverás’ (v. 19). Los registros fósiles indican que desde el comienzo hubo muerte en el reino vegetal y en el reino animal. Pero parece que Dios se proponía que los seres humanos creados a su imagen experimentaran un final más noble que el de la desintegración a la que llamamos muerte, quizás un ‘transporte’ como el que tuvieron Enoc y Elías sin probar la muerte.

El diablo todavía hoy cuestiona las advertencias de juicio que Dios ha dado, y la horrible realidad del infierno para quienes se nieguen a arrepentirse. Seguimos prestando oídos al susurro del diablo: ‘No moriréis’. Los falsos profetas dicen ‘paz’ cuando no hay paz (ver, por ejemplo, Ezequiel 13:10). Y, como dijo Jesús, el diablo es ‘mentiroso, y padre de mentira’ (Juan 8:44).

Para continuar leyendo: Juan 8:42–44

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis