14 oct 2020

EL LLAMADO DE ABRAHAM - Los patriarcas

El llamado de Abraham

Pero Jehová había dicho a Abram: … serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Génesis 12:1, 3 

Después de los terribles juicios del diluvio y de la torre de Babel, Dios planificó un nuevo comienzo. Babel significó la dispersión de los pueblos, pero Abraham significó reunirlos en torno a la promesa de Dios. Fue por su extraordinaria condescendencia que el Señor se llamó a sí mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Éxodo 3:6; Marcos 12:26).

No es exagerado decir que los tres primeros versículos de Génesis 12 resumen el plan de salvación trazado por Dios, es decir, el de bendecir al mundo por medio de Cristo, quien es la simiente de Abraham. Esta promesa se acompañó con un doble llamado divino: por un lado, Abram debía dejar su país e ir a una tierra que Dios le mostraría; por el otro, debía dejar a su familia, y Dios haría de él una gran nación. En suma, Dios iba a bendecirlo y a hacer de él una bendición para otros: de hecho, para todos los pueblos de la Tierra.

Estas promesas de una descendencia y de una tierra se le repitieron y ampliaron a Abraham en sucesivas etapas de su vida. En una ocasión, por ejemplo, Dios le dijo a Abraham que mirara hacia el Norte, el Sur, el Este, y el Oeste, porque todo lo que alcanzaba a ver le sería dado a él y a sus descendientes (13:14–15). En otra oportunidad, Dios le dijo que levantara la mirada hacia el cielo nocturno y contara las estrellas, porque su descendencia sería tan numerosa como ellas (15:5).

Los sucesivos cumplimientos de la promesa de Dios sobre esa simiente son maravillosos. En primer lugar, fue cumplida en la multiplicación del pueblo de Israel (Deuteronomio 1:10–11). En segundo lugar, se está cumpliendo mediante la misión de la Iglesia, porque aquellos que pertenecen a Cristo son la simiente de Abraham (Gálatas 3:29), en tanto él es el padre de todos los que creen (Romanos 4:16–17). En tercer lugar, se cumplirá en la gran compañía de los redimidos en el cielo, incontables y de procedencia internacional (Apocalipsis 7:9–17). Solo entonces los descendientes de Abraham serán tan numerosos como las estrellas en el cielo y la arena de las orillas del mar.

Para continuar leyendo: Génesis 11:27–12:5

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis