19 oct 2020

EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM - Los patriarcas

El pacto de Dios con Habraham

Y pondré mi pacto entre mí y ti. Génesis 17:2

Después del diluvio encontramos por primera vez el tema del ‘pacto’ en la Biblia. Ya hemos mencionado que en las Escrituras el pacto es un acuerdo entre Dios y los seres humanos, iniciado por su gracia, basado en su promesa y sellado con una señal.

El primer pacto de Dios fue el que hizo con Noé; el segundo es ahora con Abraham. La promesa a Noé fue que Dios mantendría los ritmos de la naturaleza, mientras que su promesa a Abraham fue la de multiplicar sus descendientes y darles la tierra. Las señales del pacto fueron el arcoíris en un caso y la circuncisión en el otro. El pacto con Noé fue universal, en tanto que el pacto con Abraham fue particular. Incluía la fórmula del pacto, que se repite interminablemente en el Antiguo Testamento: ‘yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo’ (ver vv. 7–8).

La mención de las promesas del pacto plantea el interrogante acerca de su cumplimiento. Tomemos, por ejemplo, la promesa de la Tierra. Abraham nunca la ocupó. Pero cuando Sara murió, él necesitaba un lugar donde enterrarla. De modo que dijo a los hititas con quienes se estaba quedando: ‘Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros’ (23:4). Luego la narración presenta el procedimiento de regateo típico del Cercano Oriente, que concluyó con el pago por parte de Abraham de cuatrocientos siclos de plata por un campo con su cueva y sus árboles, cerca de Mamre (Hebrón), donde a su debido tiempo serían enterrados todos los patriarcas.

Todos ellos recibieron la promesa pero murieron ‘sin haber recibido lo prometido’ (Hebreos 11:13, 39). Se les prometió la tierra, recibieron solamente un campo; anhelaban una patria mejor, ‘esto es, celestial’ (Hebreos 11:16). Porque las promesas de Dios no solo se heredan por fe sino ‘por la fe y la paciencia’ (Hebreos 6:12).

Para continuar leyendo: Génesis 17:1–14

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis