21 oct 2020

JACOB Y EL AMOR PROTECTOR DE DIOS - Los patriarcas

Jacob y el amor protector de Dios

Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Génesis 32:26

Jacob es un patriarca particularmente importante porque fue el padre del pueblo elegido, el cual fue conocido como ‘los hijos de Jacob’ o ‘los hijos de Israel’. Sin embargo, en el relato del Antiguo Testamento se lo presenta como un hombre que conocía las promesas de Dios pero no creía en que pudiera cumplirlas, de modo que se hacía cargo él mismo de procurar su cumplimiento. Primero engañó a Esaú, en Canaán. Después, en Padan-aram (Mesopotamia) él y su suegro Labán se pasaron el tiempo engañándose mutuamente. Más que un creyente, Jacob era un intrigante.

Ahora, cuando regresa de Padan-aram, leemos que ‘se quedó Jacob solo’ (v. 24). Pero Dios no lo dejó solo. Se acercó a Jacob en su soledad. Esa noche Jacob se enfrentó con Dios en un encuentro transformador que ocurrió en dos etapas:

Primero Dios luchó con Jacob. Sabemos que era Dios (una teofanía) porque después Jacob dio a ese lugar el nombre de Peniel, que significa ‘Vi a Dios cara a cara’. El Señor luchó con él a fin de vencerlo por amor, y la lucha continuó sin éxito hasta el amanecer. Entonces, cuando ‘vio que no podía con él’ (v. 25), Dios lo tocó y le dislocó la cadera. Un leve toque del dedo divino fue suficiente; Jacob se rindió. También con nosotros Dios comienza suavemente y persevera en amor. Pero si seguimos resistiéndonos, recurre a medidas más drásticas hasta que nos toca y nos quebranta.

En la segunda etapa, los luchadores cambian de lugar, y Jacob enfrenta a Dios. ‘Déjame’ dijo El Señor, pero Jacob respondió: ‘No te dejaré, si no me bendices’ (v. 26). Es como si Jacob le dijera a Dios: ‘Así como prometiste bendecir a Abraham, a mi padre Isaac, y a mí, ¡cumple ahora tu promesa, y bendíceme!’. Entonces Dios ‘lo bendijo allí’ (v. 29). Dios lucha con nosotros con el propósito de quebrar nuestra obstinación; nosotros luchamos con Dios a fin de heredar sus promesas.

Para continuar leyendo: Génesis 32:22–32

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis