26 oct 2020

JOSÉ Y LA PROVIDENCIA DE DIOS - Los patriarcas

José y la providencia de Dios

Respondió José: … Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien. Génesis 50:20

A veces el Antiguo Testamento enseña varias lecciones a partir de los mismos sucesos. La historia de José es un caso notable en este sentido. Por medio del choque entre imperios (en la historia humana), Dios ha estado avanzando la historia de su propio pueblo (‘la historia de la salvación’). El Dios de Abraham, Isaac y Jacob confirmó vez tras vez su pacto en cada generación. Pero ahora, cuando Jacob ya es anciano, el propósito de Dios aparece amenazado por la hambruna. Entonces Jacob envía a sus hijos a comprar grano en Egipto. Como les dijo José a sus hermanos, más tarde: ‘Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación’ (45:7).

En segundo lugar, recibimos aquí una lección sobre la providencia. José fue víctima de una serie de injusticias. Sucesivamente fue capturado, vendido, esclavizado, acusado falsamente, encarcelado sin juicio previo y olvidado por sus compañeros de prisión que habían prometido hablar en su favor. Sin embargo, en medio de esos males Dios estaba obrando para bien. Por eso José dijo a sus hermanos: ‘Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien … para mantener en vida a mucho pueblo’ (50:20).  

En tercer lugar, una lección sobre el perdón. José pudo haber reaccionado con venganza hacia sus hermanos, u ofrecerles perdón superficial. En lugar de eso, puso a prueba su aparente arrepentimiento. Tomó como rehén a su hermano menor, Benjamín. Ese fue un momento dramático. Los hermanos ya habían sacrificado a José. ¿Sacrificarían ahora a Benjamín? ¡No! Fue Judá quien se adelantó y suplicó por la liberación del muchacho, ofreciéndose a sí mismo como esclavo en su lugar. ¡Cuánta transformación habían experimentado los hermanos de José! Evidentemente su arrepentimiento era genuino. José se sintió satisfecho. Entonces se dio a conocer y los abrazó, demostrándoles que los perdonaba.

José hizo traer a toda su familia. Más tarde murió en Egipto, aunque con la doble certeza de que a su debido tiempo Dios llevaría a su pueblo a la tierra prometida, y que entonces llevarían sus huesos al lugar de entierro de la familia.

Los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob y, también José, estaban influenciados por fuertes emociones humanas, una lamentable mezcla de bien y de mal, de grandeza y de mezquindad. Sin embargo, por medio de ellos Dios cumplió sus propósitos; ellos ocupan un lugar único en la historia de la salvación, es decir, en el plan de Dios para la redención del mundo.

Para continuar leyendo: Génesis 50:15–21

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis