2 nov 2020

EL ÉXODO DE EGIPTO - Moisés y el Éxodo

El éxodo de Egipto

Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Éxodo 14:31

Cuando los israelitas ya habían salido, el faraón y sus oficiales cambiaron de actitud y se dijeron: ‘¿Cómo hemos hecho esto …?’, advirtiendo que habían perdido la valiosa labor esclava que realizaban los israelitas. Entonces el faraón convocó a su ejército, y fue raudamente en persecución de los fugitivos. Encerrados entre el desierto, el agua, y la montaña, los israelitas se dieron cuenta de que los egipcios venían tras ellos y se aterrorizaron. ‘¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?’ clamaron a Moisés (v. 11). Pero Moisés, con una sublime confianza en Dios, respondió: ‘Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos’ (v. 14).

La liberación concreta de Israel ante el ejército egipcio que lo perseguía se describe detalladamente. En dos ocasiones, al mandato de Dios, Moisés levantó su vara y extendió su brazo hacia el mar. En la primera oportunidad era de noche, y las aguas del mar retrocedieron por efecto de un fuerte viento oriental y, entonces, los israelitas pasaron a través del mar; los egipcios quedaron envueltos en la confusión. La segunda vez que Moisés levantó su vara era de día, y el agua volvió a su curso, ahogando a los egipcios mientras los israelitas llegaban a tierra segura del otro lado.

Israel nunca olvidó el éxodo. Era una señal del despliegue de poder de parte de Jehová y de su misericordia para salvarlos de sus enemigos y establecerlos como su pueblo especial. Moisés dedicó un canto a este evento. También lo hizo su hermana Miriam, con panderos y danza. Sin duda, llegó a ser el tema principal en la adoración pública de Israel:

Cantaré yo a Jehová
porque se ha magnificado grandemente;
ha echado en el mar
al caballo y al jinete.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico,
y ha sido mi salvación.
Éxodo 15:1–2

Es fácil traducir estas palabras a nuestro lenguaje cristiano, porque celebramos una victoria todavía mayor (la de Jesucristo), y una redención mucho más grande (del pecado y de la muerte).

Para continuar leyendo: Salmos 106:7–12; 114

Stott, J. (2013). Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis