¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?
Jesús le contestó: El primer mandamiento de todos es:
«Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas».
Y el segundo es: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Ningún mandamiento es más importante que estos. — Marcos 12.28–30
La expresión amar a Dios pareciera formar parte de la retórica religiosa de otras épocas. Para algunas personas, a Dios lo aman los místicos extravagantes o las místicas soñadoras. Pero hoy, ¿amar a Dios?, no. Hoy se aman las cosas tangibles, visibles y efectivas. Se ama, por ejemplo, el éxito, y se da todo por alcanzarlo; se ama la seguridad económica, y se pierde todo por tenerla; se ama (se idolatra) el poder y se entrega todo con tal de arrebatárselo a quien lo tenga. Son amores que matan (como canta Sabina) y que hacen matar (ya los imperios políticos de todos los tiempos lo han demostrado).
Se ama todo aquello, pero ¿a Dios? Aun quienes lo aman prefieren usar otras palabras para referirse a su relación con el Creador. En lugar de decir que se ama a Dios, se prefiere decir que se le teme, o se le reverencia o, sencillamente, que se cree en él.
Rescatar la dimensión amorosa de nuestra relación con Dios pudiera ayudarnos a rescatar, de paso, la dimensión afectiva, placentera, tierna y graciosa (de gracia) que necesita nuestra espiritualidad cristiana… y también la teología.
Amar es un compromiso que incluye todo el ser. Según Jesús, el amor a Dios compromete el corazón, el alma, la inteligencia y todas las fuerzas. Es una manera de decir que Dios es la razón y el sentido último de nuestra vida.
Ante los que proponen que a Dios se le debe aceptar como a un Ser distante y temible, escojamos amarlo con todo nuestro ser o, como lo expresaba Pedro Arrupe, “enamorarnos rotundamente” de él.
Para seguir pensando
“… todo nuestro ser está diseñado para amar a Dios, y para poseerlo y gozarlo, como el cuerpo de la macarela está diseñado para nadar en el agua y el de la gaviota para volar sobre el mar”.
— Ernesto Cardenal (poeta y sacerdote nicaragüense)
Vale que nos preguntemos
¿Qué puedo hacer para desarrollar una relación más amistosa y afectiva con Dios? Dios espera que lo ame con todo mí ser, ¿qué significado tienen esas palabras para mi vida?
Oración
Amante Dios, hoy quiero expresarte mi amor al mismo tiempo que recordar el tuyo. Que mi amor crezca en profundidad, en calidad y en compromiso, porque yo también, como tú, quiero ver un mundo diferente donde reine tu amor y tu justicia. Amén.
Segura, Harold. En el Camino con Jesús