11 mar 2021

El mal arrancado de raíz / CUARESMA - día 23

Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. — Lucas 11.20

A tal punto llegó la confusión que tenían algunas personas con Jesús, que llegaron a creer que Él actuaba animado por el poder de Belzebú, el jefe de los demonios. Otros, igual de confundidos, le pedían que hiciera portentos y milagros para certificar que procedía de Dios (Lucas 11.15–16). 

Jesús respondió diciendo que no es posible que su poder viniera de Satanás porque el mal no puede actuar contra sí mismo. El mal no ataca al mal. Su poder, explicó él, venía de Dios y eso lleva a una única conclusión: que “el reino de Dios ha llegado”. ¡Magistral desarrollo de un argumento lógico!

La evidencia de que el reino de Dios se había hecho presente es que el mal estaba siendo derrotado: había señales de libertad, salud, restauración, paz, justicia y vida nueva. Los niños y las niñas eran acogidos por Jesús, los extranjeros eran tenidos en cuenta, a las personas enfermas se las trataba con dignidad, y los que no pertenecían al pueblo de la promesa (los llamados gentiles) eran convidados al banquete de la gracia.

Todo cuanto hizo Jesús fueron señales de la llegada del reino: … el reino de Dios ya ha llegado a vosotros (Mateo 12.28). Por el poder de este reino, el mal será completamente desarraigado y derrotado. El reino de Dios que proclamamos es el anuncio anticipado de ese triunfo.

Por eso, los hijos y las hijas del reino optamos desde ya por la supremacía de la vida: la victoria de la justicia sobre la injusticia, de la solidaridad sobre el egoísmo, de la alegría sobre la tristeza, de la ternura sobre la crueldad. La victoria de todo lo que se oponga a la muerte. Vivimos desde ahora aquello que vendrá.

Para seguir pensando
  [El reino de Dios] “… es la visión de un mundo en que el propósito creador de Dios finalmente se ha cumplido… la visión de un mundo en el cual el mal ha sido arrancado de raíz para siempre. Donde el amor de Dios es ‘todo y en todos’”.
— José Míguez Bonino (teólogo argentino)

Vale que nos preguntemos
¿Con qué actitudes y decisiones puedo dar testimonio del reino de Dios? ¿En qué circunstancias o situaciones soy más vulnerable a ser vencido por el mal?

Oración
Dios eterno, deseo anunciar tu reino con lo que digo, lo que hago y lo que soy. Sobre todo, Señor, fortalece mi fe para que dé testimonio del triunfo final del reino, viviendo desde aquí y ahora, lo que sabemos que ya vendrá. Venga a nosotros tu reino. Amén.

Segura, Harold. En el Camino con Jesús